Mi primera página web fue un desastre.
Sí, no tenía pie ni cabeza.
La hice cuando terminé el diplomado en redes sociales y quería dedicarme a ser community manager.
Con el talento que tengo para redactar, comencé a escribir con mucha ilusión y poca sabiduría los textos de la web.
Era una One Page, ¿Qué tan difícil podía ser?
Pero, resulta que el talento no es suficiente y eso no lo sabía.
Me costó enfrentarme a la hoja en blanco, porque a mi cabeza llegaron un sinfín de preguntas, el miedo a no ser bastante buena y a exponerme.
Me sentía desorientada.
Claro, si no tenía definida ni siquiera mi propia voz.
Menos sabía que me podía guiar con una estructura para poner cada elemento de la página web en su lugar.
Tampoco tenía bien definido mi público objetivo, por lo tanto, le hablaba a todo el mundo y a nadie al mismo tiempo, porque pensaba que de esta manera podía conseguir más clientes.
Menos sabia de textos persuasivos.
Quien me preguntara por mi propuesta de valor, solo me quedaba mirar a los lados buscando respuesta y encoger los hombros.
Y la oferta, eso no pasaba por mi cabeza.
Así que, la mejor idea que se me ocurrió fue copiarme de la competencia.
¡Un error descomunal!
Porque el resultado fue un Frankenstein con lo que yo quería decir y partes del mensaje de mis competidores.
Tanto que buscaba diferenciarme y tan poco que lo logré.
Terminé frustrada, dudaba de mí y de lo que había escrito.
De lo que estaba ofreciendo.
Y al publicar la web tenía muchas inseguridades.
Al final, perdí el tiempo y dinero.
Porque no quería mostrar la web a nadie.
Me daba pena.
La cosa fue diferente cuando hice la primera página de ventas como copywriter.
Allí tenía todo claro: mi público objetivo, oferta, propuesta de valor, etc.
Gracias al acompañamiento de mi tutora, me sentí segura, ya que me ayudó a clarificar mis ideas, a ahorrarme dolores de cabeza e inseguridades.
Porque todas mis dudas podían ser resueltas, y al finalizar, el texto lo revisó e hice los cambios pertinentes para tener una página de venta persuasiva.
Y esa experiencia es la que quiero que vivas tú.
Que ya has redactado los textos de tu negocio y quieres seguir haciéndolos.
Pero necesitas una estructura y definir todos los pilares para tener mejores textos persuasivos, que vendan más.
Además, que te guíen durante el proceso.